Después de estar experimentando en primera persona los beneficios de este tipo de meditación, desde esikigai nos gustaría hacer varias entradas explicando sus beneficios y dando algunas pautas para poder practicarlo.
Esta primera entrada está basada en el libro “el milagro del mindfulness”. Su autor, Thich Nhat Hanh, fue un monje budista que fundó una escuela al sur de Vietnam en la década de los 60. El libro en un primer momento fue escrito como una larga carta dirigida al hermano Quang para animar a los miembros de la escuela en tiempos de penumbra generados por la guerra.
En el libro, Thich Nhat Hanh nos da claves para ser “plenamente conscientes” manteniendo nuestra conciencia viva a la realidad presente
Estar plenamente presentes cuando lavamos los platos, sin pensar en lo siguiente que vamos a hacer y sin hacerlo a prisa para terminar cuanto antes, o estar presentes cuando caminamos por la calle, observando los árboles, escuchando los diferentes ruidos…
El autor lo explica así: “Mientras laváis los platos, tal vez estéis pensando en el té que os tomaréis después e intentéis sacároslos de encima lo antes posible para sentaros y poder tomar el té. Pero esto significa que sois incapaces de vivir durante el rato que estáis lavando los platos. Cuando lavéis los platos, lavarlos ha de ser lo más importante para vosotros en la vida, igual que cuando tomáis el té”.
“La plena conciencia es el milagro que nos permite ser dueños de nosotros mismos y recuperar la plenitud”.
Nos dice que para ser conscientes debemos saber respirar, porque es una herramienta natural y muy eficaz para evitar que la mente se distraiga. La respiración es el puente a través del cual el cuerpo se conecta con la mente.

EJERCICIOS PARA VIVIR SIENDO CONSCIENTE
1-Al despertar por la mañana esboza una ligera sonrisa. Utiliza unos segundos antes de levantarte para ser consciente de tu respiración. Realiza tres respiraciones con suavidad mientras mantienes una ligera sonrisa
2- Sonríe en los momentos libres, cuando estás caminando, mientras escuchas música, incluso cuando estés irritado.
3- Si tienes unos minutos, tiéndete boca arriba y relaja las cuatro extremidades, inspira y espira con suavidad. Sigue así durante 15 respiraciones.
4- Respira profundamente: Inicia el ejercicio en posición tumbada pero esta vez realiza las respiraciones más profundas. Pon las manos sobre tu pecho y abdomen y siente como se mueven.
5- Cuenta la respiración: En postura sentada, comienza a respirar. Cuando inspires sé consciente de “estoy inspirando, uno” al espirar “estoy espirando , uno” A la siguiente “estoy inspirando, dos”, estoy espirando , dos”… Hazlo durante 10 respiraciones
6- Sé consciente de las posturas de cuerpo, tanto si estás andando, de pie o tendido, sé consciente del propósito de tu postura, cómo se contraen unos músculos mientras otros se relajan.
7- Planifica cada día de la semana una actividad que vayas a hacer de manera consciente: Por ejemplo: El lunes voy a preparar el desayuno de manera consciente. El martes voy a ducharme de manera consciente, el miércoles limpiaré la casa de manera consciente… En el libro recomienda buscar un día para realizar todas las tareas de manera consciente. Mientras podamos llegar a ese nivel, se nos ocurre que esta forma puede ser más progresiva.
8- El guijarro: Mientras estas sentado/a en quietud respirando lentamente imagina que eres un piedrecita que cae a un riachuelo. Nota con te hundes como si fueras la piedra hasta llegar al fondo y reposar por completo.
9- Siente compasión por la persona que más odias: Siéntate en quietud, sigue la respiración y sonríe. Contempla la imagen de una persona que te haya hecho sufrir. Observa los rasgos que más te molesten. Intenta examinar que le hace feliz en su vida cotidiana y qué le hace sufrir. Contempla sus percepciones, sus esperanzas, sus acciones. Averigua si es dueño de si mismo. Sigue así hasta que sientas que la compasión brota en ti.
10-El desapego: Siéntate y sigue la respiración. Recuerda tus logros más importantes. Analiza tus talentos, virtudes, tu capacidad y la concurrencia de unas condiciones favorables que te han permitido triunfar. Examina primero la arrogancia que te ha hecho sentir que tú eras la principal causa de los logros. Luego observa que el éxito en realidad no es tuyo, sino a la concurrencia de varias condiciones que estaban más allá de tu control. Así comprenderás que no debes apegarte a tus logros, así serás libre.
Lo mismo ocurriría con los fracasos. Examina los complejos que surgieron cuando fracasare. Luego observa que no significa que fueses incapaz de alcanzar el éxito, sino que no se dieron las condiciones favorables. Comprende y libérate de ellos.
Este pequeño resumen nos puede ayudar a meditar a diario, lo bueno es que no necesitamos material ni esperar a unas horas determinadas. Cualquier momento es bueno para poner presencia en lo que hacemos.
