Los de la industria de la publicidad para vender cosas que la gente en realidad no necesita nos convencen de que esas cosas añadirán algo al modo en que nos vemos o somos vistos por los demás; añaden algo a nuestro sentido del yo.
Ejemplo: Con este nuevo producto destacarás de la multitud y serás más tú mismo.
Crean en tu mente una asociación entre el producto y una persona famosa o atractiva con aspecto de ser feliz.
Al comprar ese producto te vuelves como ellos, como su imagen superficial. No compras un producto, lo que compras es un “realzador de la identidad”.

Las marcas son identidades colectivas a las que te incorporas pagando. Son caras, y por lo tanto, <exclusivas>. Si todo el mundo las pudiese comprar perderían su valor psicológico y lo que quedaría sería su valor material (una fracción de lo que pagaste).
El tipo de cosas con las que uno se identifica varía con las personas y depende de la edad, el sexo, los ingresos, la clase social, las modas, la cultura que los rodea, etc.
La identificación del ego con las cosas crea apego a las cosas, obsesión por las cosas, lo que a su vez crea nuestra sociedad de consumo y sus estructuras económicas, donde la única medida del progreso es siempre más.
Personalmente no me gusta obsesionarme con tener pocas cosas, pero como siempre, creo que es importante reflexionar y ser consciente de que te puede afectar. Puedes identificarte con cosas y puedes sentir apego.
Se ha hecho viral un video de una madre que le regala a su hija un bolso de marca, ella se emociona profundamente. Desde esikigai no lo queremos valorar, solo es para reflexionar sobre lo dicho anteriormente.
Consejo
Investigar tu relación con el mundo de las cosas mediante la autoobservación, y en particular las cosas que se designan con la palabra <mi>.
¿La falta de esas cosas te hace sentirte inferior a otros que tienen más que tu?
¿Enseñas las cosas que tienes para aumentar tu sensación de valía a los ojos de otros?
¿Te sientes irritado o rebajado en tu sentido del yo cuando alguien tiene más que tu o cuando pierdes una posesión preciada?
Un nuevo mundo, ahora (Eckhart Tolle)