La amnesia, o incapacidad de recordar es uno de los trastornos más severos de memoria. Puede ser de dos tipo:
Amnesia retrograda: Afecta a lo que el paciente ha aprendido previamente a la aparición de la enfermedad.
Amnesia anterógrada: Afecta a la información aprendida después de que apareció la enfermedad. Incapacidad de crear nuevos recuerdos.

A finales de los años 60, el profesor Weiskrantz y la neuropsicóloga Elisabeth Warrington, realizaron estudios en paciente amnésicos comparándolos con un grupo de personas sanas. Mostraban palabras y dibujos fragmentados, comenzando con las versiones más incompletas y luego iban completándolas cada vez más. Observaron que los pacientes amnésicos lo hacían mejor en los días posteriores cuando se les presentaban los mismos estímulos. Identificaban los objetos con un nivel menos completo. Esto contrastaba con las pruebas de memoria explicita, que la memoria a la que intentamos acceder de manera voluntaria. Se dieron cuenta que la memoria inconsciente se encontraba preservada en paciente con amnesia.
Este descubrimiento llevó a diferenciar los distintos sistemas de memoria.
Casos famosos de pacientes amnésicos
Si en la neurociencia el paciente más famoso del siglo XIX fue Phineas Gage en el siglo XX fue el paciente H.M (Henry Molaison).
Existe mucha bibliografía sobre este caso: Libro de Alan Baddeley (Memoria), libro Historia del cerebro (José Ramón Alonso), ¿Cómo aprendemos? De Héctor Ruiz, …
¿Qué relación hay entre la habilidad motora, la memoria y Henry? Vamos a descubrirlo.
El caso de H.M.
Henry Molaison sufría un trastorno convulsivo crónico, aunque no se llegó a demostrar, en muchos artículos se dice que fue debido a un accidente de bicicleta sufrido a los 9 años. Tenía crisis casi a diario. A los 27 años, el Dr. Scoville localizó los focos epilépticos. Le extirpó los dos lóbulos temporales, la mayor parte del hipocampo, la amígdala y algunas partes de la corteza temporal. Las crisis desaparecieron completamente, pero tras la operación Henry no era capaz de recordar ninguna información de los dos años anteriores a la cirugía ni tampoco era capaz de retener información nueva. Su memoria a corto plazo y su memoria implícita (la que hace referencia al aprendizaje de hábitos y condicionamiento) en cambio, eran normales.

No podía almacenar nuevos recuerdos, su vida cambió para siempre. Como hemos explicado anteriormente, el término académico que lo describe se llama amnesia anterógrada.
Para aquellas personas que os guste el cine, si veis la película Memento, el personaje principal sufre el mismo tipo de amnesia.
Este caso sirvió a los neurocientíficos para conocer el papel desempeñado por la zona media de los lóbulos temporales en la memoria. El neurocirujano William Beecher Scoville y la neuropsicóloga canadiense Brenda Milner sacaron muchas conclusiones sobre el paciente H.M., logrando identificar la función que desempeñan diferentes áreas cerebrales para que pudiera servir como guía al neurocirujano Scoville en sus intervenciones, evitando efectos no deseados como consecuencia de la operación.
Henry si conservaba recuerdos de su pasado pero lo que no podía hacer ya era almacenar nuevos recuerdos; pero por otro lado si podía aprender nuevas tareas, sobre todo las relacionadas con las tareas motoras.
El estudio que realizó la famosa doctor Brenda Miller sobre la habilidad motora y la memoria procedimental fue muy importante.
Experimento de Brenda Milner
A Henry se le pedía trazar una línea entre dos estrellas de 5 puntas de distintos tamaños, situadas una dentro de la otra, y tenía que hacerlo mirando en un espejo su mano y el papel. Una tarea que no era nada fácil.

Al principio le costaba, pero con el tiempo fue mejorando todas sus habilidades. La habilidad motora la podía mejorar, aunque no era consciente de ello.
El caso de Frederick
Daniel L. Schacter, psicólogo, antiguo director del departamento de Psicología en la Universidad de Harvard y autor del libro los siete pecados de la memoria: Cómo la mente olvida y recuerda , estudió el caso de Frederick. Era un hombre de 55 años que acudió a la consulta de Unidad de Trastornos de Memoria. Schacter realizó varias pruebas de memoria (presentar palabras y dibujos y pedir que luego las recordase) y no supo hacerlo. Tampoco recordaba cómo había llegado a consulta.
Frederick era un apasionado del golf, así que Schacter pensó que jugar con él al golf sería un trabajo de campo interesante. Fue a jugar con él un día y se fijó que empleaba correctamente los términos específicos del golf, por lo que su memoria semántica estaba intacta. Su memoria procedimental también parecía normal, ya que ejecutaba todos los movimientos específicos, sabia las reglas del golf y elegía el palo apropiado para cada golpe.
Pero al acabar no recordaba ni un solo golpe. A la semana volvieron a ir a jugar y Frederick le dijo al doctor que estaba nervioso por ser la primera vez que iba con él a jugar al golf. Sufría un síndrome amnésico.
El caso de Clive Wearing
Clive Wearing (1938), era un músico y director de orquesta británico. En 1985 contrajo un herpes que le produjo una encefalitis causándole graves lesiones en su cerebro. La enfermedad destruyó su hipocampo ocasionándole un trastorno de memoria severo que le impedía transferir la información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.
A consecuencia de la lesión, Wearing desarrolló una profunda amnesia. Clive no podía codificar nuevos recuerdos y almacenarlos en su memoria (amnesia anterógrada). Padecía también amnesia retrógrada. Sabía, por ejemplo, que tenía hijos de un matrimonio anterior pero no recordaba cómo se llamaban. Pero a pesar de la amnesia retrograda y anterógrada , Wearing era capaz de tocar el piano y dirigir la orquesta, ya que su cerebelo (responsable de la memoria procedimental) no estaba dañado.
Hay un documental llamado “el hombre con 7 segundos de memoria” que explica su caso.
