Caso 1. Phineas Gage
En 1848 Phineas Gage era un empleado ferroviario experto en explosiones en rocas.
El 13 de Septiembre de aquel año, Gage se encargaba de la colocación de pólvora, un detonador y arena en agujeros taladrados en la roca, por último aplastaba la arena con una pesada barra de metal.
Una distracción provocó que, a las 4:30 de la tarde, en el momento en que presionaba la mezcla, se produjera una formidable explosión. La barra de metal, que medía cerca de 1 metro de largo y presentaba un diámetro de 3 centímetros, salió disparada atravesando el cráneo del hombre y cayendo a unos 30 metros.
Gran parte de sus lóbulos frontales del cerebro habían dejado de existir como tales. Sin embargo, Phineas no sólo sobrevivió a esta experiencia, sino que fue capaz de recobrar la mayor parte de sus habilidades mentales y pasó a la historia como uno de los casos más estudiados en los campos de la psicología, la medicina y las neurociencias.
Phineas podía caminar, hablar y utilizar sus manos pero sus amigos y familiares notaron que ya no era el mismo, que no podía controlar sus emociones.
Según documentos de la época, antes del accidente era considerado un trabajador muy eficiente y tenía un carácter agradable.
Después del accidente sufrió un cambio completo en su personalidad y carácter. De ser considerado por todos como un hombre gentil, inteligente y capaz pasó a ser díscolo, caprichoso, irreverente, grosero y violento. Sus jefes fueron incapaces de emplearlo otra vez. Su esposa lo abandonó.

Milagro médico
El doctor Harlow fue el médico que lo trató.
Harlow en su relato mencionó que Gage no presentaba dificultades en su memoria, en sus movimientos, en sus percepciones sensoriales, el equilibrio, el balance, ni tampoco mostraba alteraciones en vista, oído, olfato, gusto, incluso la capacidad lingüística, todo funcionaba normalmente.
Tras escasas 10 semanas las funciones del cerebro de Gage parecían haberse recuperado casi automáticamente, como si los tejidos celulares del cerebro hubiesen sabido reorganizarse para compensar la ausencia de varios centímetros cúbicos de lóbulo frontal. Sin embargo, al doctor Harlow le llamó la atención otra cosa: aunque objetivamente Phineas no parecía tener déficits intelectuales ni de movimiento significativos, su personalidad parecía haber cambiado a raíz del accidente, ya no era exactamente el mismo.
Lóbulos frontales y la neurociencia
El caso de Phineas Gage se considera uno de los primeros en demostrar la importancia los lóbulos frontales en el comportamiento humano.
El neurocientífico portugués António Damásio estudió profundamente el caso de Gage, sugiriendo que los lóbulos frontales influyen en la emoción y la toma de decisiones.
El estudio del caso de Phineas Gage sentó las bases para el desarrollo de la neurociencia desde el punto de vista de las emociones y las funciones ejecutivas. Su cráneo y la barra se hallan en el Museo de Historia de la Medicina de Harvard, en Estados Unidos.

Conclusión del caso sobre Phineas Gage
Este caso ha servido para establecer el papel principal que tienen las regiones frontales del cerebro en el pensamiento y en la capacidad de sociabilizar especialmente la porción ventromedial, así como los circuitos y sistemas relacionados con las emociones, cuya activación conjunta con las regiones frontales, participa de forma fundamental en la planificación y toma de decisiones, y contribuye a determinar el tono afectivo de nuestras relaciones sociales
Phineas Gage pasó a ser otra persona no ya a través de un proceso de aprendizaje o la autorreflexión, sino por un accidente muy concreto que modificó físicamente su cerebro.
De algún modo, el accidente de la barra de metal sirvió para señalar las bases biológicas en las que se sustentan procesos psicológicos más bien abstractos, como la gestión de las emociones y la toma de decisiones.
Caso 2. Elliot
El caso de Elliot, es el de una persona de treinta años con una apariencia completamente normal, inteligente, diestro, físicamente apto y con sus habilidades cognitivas intactas.
Elliot fue sometido a una extracción quirúrgica de un meningioma del tamaño de una naranja pequeña, el cual se encontraba justo encima de las cavidades nasales y comprimía hacía arriba los lóbulos frontales; la operación fue todo un éxito pero tiempo después de dicha cirugía, se notaron algunos cambios en la personalidad del paciente. Después de la intervención, Elliot era incapaz de administrar correctamente su tiempo y enfocarse en una tarea por completo, su conducta era irracional porque se comportaba de manera innecesariamente detallista.
Elliot perdió su trabajo como abogado prominente en una corporación, y le resultaba imposible conservar un empleo; su esposa lo abandonó, gastó sus ahorros en malas inversiones y vivía en la habitación de huéspedes de la casa de su hermano.
Elliot demostró en todos los test que sus habilidades eran superiores o iguales al promedio en exámenes como: la escala de inteligencia Weschler, el examen multilingüe de afasia, los bloques de Benton, test de personalidad y test de Wisconsin.
El doctor Antonio Damasio lo trató. A pesar de que Elliot era una persona muy equilibrada emocionalmente, Damasio podía notar que no era emotivo en exceso. Elliot era prácticamente inconsciente de sus sentimientos.
Desde el punto de vista emocional, Elliot antes de su complicación era una persona normal, sin embargo después de su cirugía se reflejó el cambio en él, y fue tan evidente que las personas que lo conocían comentaban que era alguien diferente.
Elliot había perdido parcialmente algunas emociones básicas: miedo, enojo, ira y alegría, para él casi todo lo que sucedía era normal, ya que nunca hacía gestos de agrado o disgusto, siempre se le veía muy sereno y neutral ante todo lo que le sucedía.

Conclusión del caso sobre Elliot
Damasio llegó a la conclusión de que la fuente de la inconsciencia emocional de Elliot se debía a que en la cirugía le habían cortado las conexiones entre los centros inferiores del cerebro emocional, sobre todo la amígdala y los circuitos relacionados, y la capacidad pensante de la neocorteza, sin olvidar el daño ocasionado por el tumor cerebral de una parte de los lóbulos prefrontales. Por tal razón, el pensamiento de Elliot se había vuelto igual al de una computadora, capaz de dar todos los pasos anteriores a la toma de decisión, pero incapaz de asignar valores a distintas posibilidades.
El caso de Elliot fue un gran avance en la investigación médica, pues se esclareció la naturaleza de la conexión entre los centros cerebrales y el neocórtex, ya que ambos desempeñan un papel fundamental al procesar sentimientos, tomar decisiones a lo largo de la vida, como qué carrera elegir, arriesgarse a cambiar de trabajo, con quién casarse, dónde vivir, entre otras. Cabe aclarar que algunas decisiones no pueden tomarse solo usando la racionalidad, sino que involucran sentimientos y poner en práctica la sabiduría emocional, que se adquiere de experiencias pasadas.
Aún hay misterios en la forma en la que funciona el sistema nervioso, sin embargo, debido al avance de la neurociencia se tiene información concreta respecto a la manera en que operan las estructuras cerebrales, así como la comunicación entre neuronas (o sinapsis), las cuales hacen posible procesos mentales como la expresión emocional y el aprendizaje.
Recursos del caso de Elliot (utel universidad): https://gc.scalahed.com/recursos/files/r161r/w25112w/C2_M1C1O105.pdf