Enfócate

Según la neurociencia, el cerebro ocupa un 2% de la masa corporal pero consume el 20% de la energía metabólica del cuerpo, un valor que permanece constante independientemente de lo que estemos haciendo.

En el libro “Los beneficios de la meditación” de Daniel Goleman y Richard J. Davison, explican como en base a unos estudios realizados la universidad de Washington de San Luis, se había identificado como funcionaban las diferentes regiones neuronales cuando el sujeto estaba comprometido con una tarea con otros en los que no estaba haciendo absolutamente nada.

Lo que descubrieron fue que la inactividad (cuando nos dedicamos a no hacer nada) va acompañada de la activación de ciertas regiones cerebrales, una activación mayor que cuando realizaban una tarea cognitiva compleja, mientras que cuando emprendían esa difícil tarea esas regiones cerebrales se calmaban. Se trata de la red neuronal por defecto. Es decir, cuando no hacemos nada, nuestro cerebro sigue estando muy activo, pero las zonas con más actividad son las que nos hacen pensar más en nosotros mismos. Nuestra mente esta distraída o dando vueltas en torno a cuestiones relacionadas con el yo. Nuestra mente divaga en torno a nuestros pensamientos, emociones, a quien le gusta la última foto que he subido a redes sociales… Esos pensamientos se enredan con expectativas, sueños y planes que hacemos, y se convierte en el centro del yo, de mi y de lo mío, es decir, en el ego.

Cuando no hay nada que capture nuestra atención nuestra mente da vueltas en torno a lo que nos preocupa. 

El sistema del yo no para de dar vueltas a nuestras preocupaciones, ansiedad. Por eso nos sentimos liberados cuando tenemos la posibilidad de desconectar, como por ejemplo con deportes de riesgo, que nos obligan a estar atentos en cada movimiento, haciendo yoga (concentrándonos en cómo colocarnos en cada posición y mantener la espiración). Esto sería también una de las bases de los beneficios de la meditación, ya que cuando meditamos estamos concentrados en la respiración, las sensaciones corporales o en el momento presente. Y cuando notamos que perdemos la concentración, se trata de volver a centrarnos en el foco previo.

Lo mismo pasa en los estados de flow que mejora nuestro desempeño. El hecho de prestar atención plena a lo que hacemos nos conecta en un estado de goce.

Otro de los ejemplos es cuando estamos viendo una película nos identificamos con ella, nos perdemos en la historia pero si recordamos que estamos en el cine, daremos un paso atrás, alejándonos. Eso es la metaconciencia.

La atención y poner foco a nuestros pensamientos es algo muy importante para nuestra salud mental. “Una mente errante es una mente infeliz” – Enric Corbera 

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