La psicologa Carol Dweck, una de las investigadoras más importantes del mundo en el campo de la psicología social y desarrollo, diferenció entre dos tipos de mentalidad:
La mentalidad fija y la de crecimiento.
Carol dice que si reconocemos y también utilizamos la mentalidad de crecimiento podremos conseguir éxito en cualquier faceta de nuestra vida.
Mentalidad fija
Cuando aproximamos una cosa con la mentalidad fija lo hacemos con la idea de que nuestras capacidades son mas o menos inalterables, o se nos da bien o se nos da mal.
Pensamos que poco podemos hacer para cambiarlo.
Mentalidad de crecimiento
Cuando tratamos una cosa con la mentalidad de crecimiento, nuestra manera de interpretar las cosas es que podemos desarrollar nuestras capacidades.

Diferencia
La gran diferencia entre las dos mentalidades se manifiesta ante las dificultades.
Los que tienen una mentalidad fija se frustran y abandonan.
Los que tienen mentalidad de crecimiento ven la dificultad y los fracasos como momentos de aprendizaje
Los individuos de mentalidad fija temen el fracaso porque para ellos es una declaración negativa en sus capacidades, mientras que los individuos con mentalidad de crecimiento no temen el fracaso, porque se dan cuenta de su valor y de que es una forma más de aprender y mejorar.
Beneficios de una mentalidad de crecimiento
«Con una mentalidad fija los estudiantes creen que sus habilidades básicas, su inteligencia y su talento, son sólo rasgos de su personalidad. Piensan que poseen una cierta capacidad y que eso es inamovible. Con una mentalidad de crecimiento los estudiantes entienden que sus talentos y habilidades se pueden desarrollar a través del esfuerzo, la enseñanza y la persistencia. No piensan que todo el mundo sea igual, ni que cualquier persona pueden ser Einstein, pero creen que cualquiera puede ser más inteligente si trabaja en ello.» – Carol Dweck
Como trabajar en la mentalidad de crecimiento
La mejor manera de lograrlo es mediante la práctica deliberada. Debes actuar, dar pequeños pasos aún en contra de tus creencias. Son tus acciones diarias las que cambian tu percepción de ti mismo.
Céntrate en el proceso, no el resultado final (que ya llegará), y la transformación se producirá.