La reserva cognitiva es un factor que contribuye a retrasar el posible deterioro cognitivo, promoviendo una red neuronal más resistente.
Se trata de un concepto que se originó a finales de la década de los 80 a raíz de un estudio donde analizaron los cerebros de un grupo de personas y encontraron cambios propios de haber padecido Alzheimer avanzado. Sin embargo, en vida, esos individuos no mostraron síntomas de la enfermedad.
Una mayor reserva cognitiva se manifestaría en un uso más eficaz de redes cerebrales o estrategias cognitivas alternativas, lo cual permitiría un rendimiento eficiente durante más tiempo en caso de existencia de patología cerebral.

Reserva cerebral VS Reserva cognitiva
La reserva cerebral es el mecanismo de plasticidad que posee el cerebro, basado en factores genéticos, que permiten que haya una compensación cuando sufrimos, por ejemplo, una lesión o un traumatismo. Está más relacionada con la capacidad del cerebro para generar nuevas neuronas, con la fortaleza de la sinapsis, con «el hardware del cerebro», con su estructura.
Por otra parte, la reserva cognitiva es la que se va acumulando a través de nuestras actividades diarias y tiene más que ver con la actividad cognitiva que se ha desarrollado desde que se nace.
Una combinación de lo que tengas en tu reserva cerebral y en tu reserva cognitiva determinará «cómo el cerebro se enfrentará a las lesiones o a las enfermedades neurodegenerativas».
Para un mismo daño cerebral en dos pacientes con igual reserva cerebral, el paciente con mayor reserva cognitiva podrá tolerar mejor el daño y ralentizar las manifestaciones clínicas.
Estudios realizados
El Estudio de las Monjas
En 1986, un joven epidemiólogo llamado David Snowdon se acercó a las monjas de un convento en Minnesota para llevar a cabo un estudio que buscaba examinar los misterios del envejecimiento y el Alzheimer.
Participaron casi 700 religiosas, a quienes se le hicieron pruebas cognitivas y de memoria cada año.
Hubo Monjas con lesiones clásicas de la enfermedad de Alzheimer que obtuvieron buenos resultados en las pruebas cognitivas.
Encontraron un archivador lleno de diarios escritos por las hermanas. Las Monjas que usaban oraciones e ideas más complejas tuvieron menos probabilidades de desarrollar Alzheimer.
A medida que morían, se analizó el cerebro de cada hermana para obtener más información y estas muestras ahora se almacenan en la Universidad de Minnesota.

Seguir aprendiendo toda la vida
En 2017, un estudio internacional comisionado por la prestigiosa revista científica The Lancet halló que los individuos que siguen aprendiendo o formándose durante toda la vida tienen una mayor probabilidad de desarrollar las deseadas reservas cognitivas adicionales.
Factores asociados a la reserva cognitiva
Factores genéticos
Hay una contribución genética a la reserva cognitiva. Es heredable.
El ambiente
La influencia del ambiente es fundamental
Volumen craneal
No hay grandes evidencias, solo para casos en volumen bajo o muy bajo.
Educación y complejidad laboral
La educación proporciona una mayor tolerancia a los procesos patológicos cerebrales.
Actividad física
La actividad física está inversamente asociada con el deterioro cognitivo en personas mayores.
Actividades de ocio y estilo de vida
Un estilo de vida caracterizado por una mayor implicación en actividades de ocio, de naturaleza intelectual y social, está asociada con un deterioro cognitivo más lento en personas mayores sanas.
Bilingüismo
El bilingüismo, entendido como el uso constante de 2 idiomas a lo largo de los años, podría influir en el mantenimiento del funcionamiento cognitivo y en retrasar el establecimiento de síntomas de demencia en la tercera edad.
Actividad mental y estimulación cognitiva (Cosas desafiantes)
En el podcast «lo que tu digas» de Alex Fidalgo, Pablo Barrecheguren (doctor en biomedicina) nos cuenta la reserva cognitiva de una forma sencilla de entender:
Para hacer una función se “conectan” neuronas A con B, si solo tienes una carretera y se rompe ya no puedes llegar. Pero si tienes muchas carreteras puedes crear varias rutas para llegar. La clave son generar muchas rutas neuronales.
Para conseguir la reserva Pablo nos recomienda hacer cosas desafiantes. Aprender habilidades nuevas, tocar instrumentos, aprender idiomas.
Nunca es tarde
No importa la edad, todo apunta a que la reserva cognitiva se puede fortalecer y enriquecer.
«Si no encuentras tiempo para la salud ya encontraras tiempo para la enfermedad.«
