La parte de la psicología social que estudia los grupos ahonda en diferentes teorías sobre cuando uno pasa de pensar como individuo a hacerlo como parte de un grupo.
La idea que tenemos de como podemos relacionarnos con un individuo único o como relacionarnos con una multitud es muy diferente.
En la actualidad se ha alcanzado una mejor comprensión de la conducta del ser humano en la multitud.
Multitud
John Lofland (Sociólogo estadounidense) define multitud como «una colectividad cuyos miembros se hallan en presencia mutua, inmediata y cara a cara.
Para Forsyth se trata de «una congregación o reunión temporal de individuos que comparten un foco común de interés».
Pero estas definiciones se quedan insuficientes a la hora de explicar por qué nos comportamos de diferente manera cuando estamos en grupo.

Hopkins y Reicher distinguieron entre la multitud física y multitud psicológica:
- La multitud física refleja las situaciones en las que un gran número de personas coexisten en un espacio determinado en un momento dado, por ejemplo en el transporte público, en un centro comercial, en una sala de espera… En este caso, las personas, a pesar de estar juntas, se sienten como persona unitaria, no parte del grupo.
- La multitud psicológica, por el contrario, los individuos se perciben unos a otros como pertenecientes a un grupo social y experimentan un sentimiento de identidad compartida. Por ejemplo los seguidores de un equipo de fútbol, los fans de un grupo musical, los simpatizantes de un partido
El paso de la multitud física a la psicológica es dinámico y puede ser muy rápido.
Imaginemos una sala del aeropuerto donde la gente espera para embarcar, llena hasta los topes . En este contexto, la gente normalmente actúa individualmente, no nos comunicamos los unos con los otros y nos dedicamos a mirar la pantalla de nuestro móvil.
Si por alguna razón el avión sufre un retraso, probablemente las personas empiecen a interactuar más entre ellas, quejándose del funcionamiento de la aerolínea o de las indemnizaciones, y en este momento puede crearse la identidad grupal de «usuarios perjudicados», con lo que ya estaríamos ante una multitud psicológica.
Esta distinción es clave a la hora de entender por qué nos molesta la gente en el metro y no en un concierto.

Espacio personal
Cuando una persona siente que su espacio personal esta ocupado, suscita una emoción negativa, ya que siente que lo están invadiendo de alguna forma.
Pero hay ocasiones en la que podemos estar totalmente pegados a media docena de personas y sentirnos bien, por ejemplo en la plaza consistorial de Pamplona el 6 de julio a las 11:50h para el txupinazo de San Fermín.
Desde la ‘Teoría de la Categorización del Yo’ se afirma que contamos con múltiples identidades sociales y que cada una de ellas será más o menos saliente en función de dónde nos encontremos y con quién nos encontremos.
Nuestra respuesta a la proximidad física de otros variará en función-de la proximidad psicológica con aquellas personas que comparten el espacio con nosotros.
Cuanto estamos junto a aquellos que percibimos como una extensión de nosotros buscamos estar junto a ellos, no nos molesta su proximidad, aunque no los conozcamos de nada.
Sin embargo, cuando estamos con aquellos que categorizamos como los «otros» porque según nuestra identidad personal de ese momento no los consideramos similares a nosotros, desearemos mantener una distancia física que refleje esa distancia psicológica.
Las multitudes con las que no nos identificamos nos resultan incómodas, mientras que en aquellas que consideramos que forman parte de «nosotros» (con las que nos identificamos plenamente) tendemos incluso a situarnos en sus zonas más concurridas y densas.
El hecho de que las personas formemos parte de una multitud (en la que permanecemos muy cerca físicamente unos de otros) se ha considerado tradicionalmente como algo negativo para la experiencia y bienestar humanos.
Sin embargo hay lugares muy concurridos como conciertos, manifestaciones o estadios de futbol, que no despiertan esa connotación negativa.
Según Hopkinks y Reicher (2016), cuando las personas forman una multitud psicológica y experimentan un sentido de identidad grupal, ocurren tres transformaciones.
3 transformaciones al formar una multitud psicológica
Transformación cognitiva
Las personas dejarán de actuar según sus creencias, costumbres o manías y pasaran a comportarse en base de normas compartidas, priorizándose lo que es bueno para el grupo.
Transformación relacional
Percibimos al grupo como una expansión del “yo”, aumentando la confianza, la cooperación, el respeto.
Transformación emocional
Aparecen sentimientos positivos de alta intensidad.
