Resignificación

Mariano Sigman es un neurocientífico, divulgador y autor de varios libros sobre neurociencia entre los cuales se encuentran “la vida secreta de la mente” y el último que acaba de publicar,  “El poder de las palabras” donde habla sobre la importancia que tiene el lenguaje, las conversaciones que tenemos con los demás y con uno mismo.

En su último libro Mariano explica como nuestros recuerdos están supeditados a las emociones. Hace el símil cinematográfico donde nuestros recuerdos serían una película pero el director funciona en piloto automático. Vamos editando nuestros recuerdos de manera inconsciente, dejándonos llevar por el contexto, las emociones y las influencias externas.

Habla de la importancia de las emociones. Las emociones nos activan fisiológicamente, nos hacen reaccionar. Aunque a veces no estemos cómodos con alguna de nuestras emociones, Sigman recomienda no bloquearlas sino Resignificarlas.

La emoción de miedo nos acompaña frecuentemente. El miedo puede aparecer cuando realmente estamos ante un peligro, pero a veces nuestro cerebro interpreta erróneamente que pasa algo peligroso, por ejemplo, cuando vamos a dar una charla delante de mucha gente.

Nuestro cuerpo nos avisa que pasa algo importante pero nosotros podemos ser capaces de modular esa importancia, en eso consiste la resignificación.

Si estamos en una atracción de mucha velocidad, nuestro cerebro siente miedo, pero nosotros sabemos que podemos disfrutar de la situación porque le damos el significado correcto.

La clave está en poder darle diferentes narrativas a nuestras experiencias emocionales, no para apagarlas sino para darle otro significado.

La frontera entre lo que podemos o no podermos disfrutar depende en gran medida de nosotros.

Para poder conseguir darles otro significado a las emociones que estamos sintiendo, el lenguaje tiene un papel muy importante, ya que da forma al pensamiento. Las palabras condicionan la experiencia mental que vamos a tener. Cuando nos decimos cosas como “soy un desastre en esto…” “me siento fatal por aquello” lo tomamos como un dogma, pero podemos pensar que esas ideas son revisables.

Muchas veces somos nuestro crítico más duro, pero esa pérdida de compasión con nosotros mismos deriva de un excesivo deseo de mejorar.

«Hay que resignificar las emociones, cambiar la interpretación de lo que sentimos para hacerlo más aceptable».

El autor del libro nos transmite la idea de que tenemos más poderes de los que creemos para cambiar las nuestra forma de ver las cosas y percibirlas de modo más amable.

En el libro habla de que el humor es uno de los mejores recursos que tenemos para resignificar las emociones. El humor nos ayuda a tomar distancia y así poder abordar problemas que inicialmente parecían muy difíciles de resolver.

La inteligencia emocional juega un papel importante ya que saber encontrar la palabra precisa para una emoción hace que entendamos más lo que nos ocurre y por consiguiente, podremos canalizarlo mejor.  

“Las palabras son como faros que te orientan en un espacio desconocido” M. Sigman

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