El pensamiento catedral es un concepto que ha sido mencionado recientemente por Jaime Rodriguez de Santiago en su podcast Kaizen, y que ha llamado la atención por su enfoque en la capacidad de disfrutar haciendo cosas que no necesariamente nos beneficiarán a corto plazo, sino que serán de gran valor para generaciones futuras.
Es una forma de pensar y actuar que nos invita a trabajar en proyectos a largo plazo. Es como construir una catedral, que puede tomar varias generaciones, pero que al final es un monumento que trasciende el tiempo y la historia.
Este concepto tiene sus raíces en la Edad Media, una época en la que la religión era parte fundamental de la vida diaria y se enfocaban en la vida después de la muerte. En lugar de vivir en el presente, se trabajaba pensando en el horizonte, buscando crear proyectos que trascendieran más allá de una sola vida.
En nuestra época, cada vez nos enfocamos más en el corto plazo y la gratificación inmediata. Resulta difícil imaginar un proyecto que se extienda más allá de nuestras propias vidas, pero es importante retomar esta forma de pensar y actuar que nos permita pensar en el legado que dejaremos a las generaciones futuras.
El pensamiento catedral nos invita a reflexionar sobre el valor de las cosas que hacemos y su impacto en el futuro, a pensar en el legado que queremos dejar en el mundo y en cómo podemos trabajar hoy para conseguir una gloria futura. Así, nos hace reflexionar sobre la importancia de disfrutar del proceso de creación, aún cuando el resultado no se verá inmediatamente.

Nuevas generaciones
Es cierto que las nuevas generaciones están más acostumbradas a buscar la gratificación inmediata, y esto puede dificultar la adopción del pensamiento catedral en nuestro día a día. Las redes sociales y la tecnología nos han acostumbrado a la inmediatez, a tener acceso a información y entretenimiento en segundos y esto puede generar una cierta impaciencia ante proyectos que requieren mucho tiempo y esfuerzo.
Sin embargo, esto no significa que las nuevas generaciones sean completamente incapaces de pensar en proyectos a largo plazo. De hecho, muchos jóvenes están interesados en temas globales como el cambio climático, la desigualdad social y la justicia racial, que son problemas que requieren soluciones a largo plazo.
El equilibrio
Es importante recordar que el pensamiento catedral no se trata de sacrificarse completamente en pos de un proyecto que no veremos terminado, sino de encontrar un equilibrio entre el disfrute del proceso y el resultado a largo plazo. En realidad, si logramos crear proyectos que trasciendan nuestras vidas, estaremos dejando un legado que impactará positivamente en las generaciones futuras, lo cual nos beneficia a todos en el sentido de que contribuiremos a crear un mundo mejor.
¿Egoismo?
El egoísmo no es un problema de las nuevas generaciones, sino una característica inherente al ser humano. Sin embargo, el pensamiento catedral nos invita a pensar en algo más grande que nosotros mismos y nuestros intereses individuales, y nos permite enfocarnos en proyectos que trascienden nuestra propia existencia. De esta manera, podemos encontrar un propósito más elevado que nos beneficia a nosotros mismos y a las generaciones futuras.

Puntos a favor del pensamiento catedral:
- Fomenta la creación de proyectos a largo plazo que pueden tener un impacto positivo en las generaciones futuras.
- Promueve una mentalidad más enfocada en el bien común y en proyectos colectivos que en intereses individuales.
- Permite encontrar un propósito más elevado que puede generar un sentido de realización personal y satisfacción.
- Favorece la transmisión de conocimientos y habilidades a través de las generaciones.
Puntos en contra del pensamiento catedral:
- Puede generar una cierta impaciencia en una sociedad acostumbrada a la inmediatez y la gratificación instantánea.
- Puede ser difícil encontrar el equilibrio adecuado entre el disfrute del proceso y la visión a largo plazo, lo que puede generar frustración y desmotivación.
- Requiere un gran esfuerzo y dedicación por parte de muchas personas, lo que puede generar conflictos y dificultades en la gestión de recursos y decisiones.
- Puede ser difícil asegurar que los proyectos a largo plazo se adapten a los cambios y necesidades de las generaciones futuras.
Pensamiento catedral en el siglo XXI
El pensamiento catedral no solo se aplica a la construcción de edificios monumentales como catedrales, sino que también se puede aplicar a proyectos en ámbitos como la ciencia, la tecnología, la educación, el medio ambiente, la justicia social y la política.
El pensamiento catedral también puede estar presente en pequeñas acciones cotidianas que, aunque no parezcan tener un gran impacto a corto plazo, pueden acumularse y tener un gran impacto a largo plazo. Por ejemplo, reciclar, plantar árboles, enseñar valores y habilidades a los hijos, etc.
Ejemplos
- Energías renovables: La transición a energías renovables es un proyecto a largo plazo que beneficiará a las generaciones futuras. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero ayudará a frenar el cambio climático y asegurar un futuro más sostenible.
- Investigación científica: La investigación científica es un proyecto a largo plazo que puede tener un gran impacto en el futuro. Por ejemplo, la investigación sobre nuevas tecnologías de energía limpia, medicamentos más efectivos, o la exploración del espacio pueden tener un impacto positivo en las generaciones futuras.
- Educación: La educación es una inversión a largo plazo en las generaciones futuras. Al proporcionar educación de calidad, se están preparando a las próximas generaciones para ser ciudadanos más informados y críticos, capaces de tomar decisiones y resolver problemas de manera efectiva.
- Conservación del medio ambiente: La conservación del medio ambiente es un proyecto a largo plazo que beneficia a las generaciones futuras. La protección de especies en peligro de extinción, la conservación de ecosistemas y la reducción de la contaminación son acciones importantes para garantizar un futuro más sostenible.
- Justicia social: La lucha por la justicia social es un proyecto a largo plazo que beneficia a las generaciones futuras. La promoción de la igualdad de oportunidades, la eliminación de la discriminación y la protección de los derechos humanos son acciones importantes para construir un futuro más justo y equitativo.
Conclusión
Uno de los mayores desafíos del pensamiento catedral es encontrar el equilibrio adecuado entre la visión a largo plazo y la atención al presente. Es importante tener una visión clara del futuro que queremos construir, pero también es importante disfrutar del proceso y de los resultados a corto plazo para mantener la motivación y el compromiso.
El pensamiento catedral puede ser especialmente relevante en un mundo cada vez más globalizado e interconectado, donde los problemas y desafíos que enfrentamos requieren soluciones a largo plazo y colaboraciones a gran escala.
Algunos expertos sugieren que el pensamiento catedral puede ser una fuente de resiliencia y esperanza en tiempos de incertidumbre y cambio, ya que nos permite imaginar un futuro mejor y trabajar juntos para lograrlo.
En resumen, el pensamiento catedral es una forma de pensar y actuar que nos invita a trabajar en proyectos a largo plazo y pensar en el legado que queremos dejar a las generaciones futuras. Aunque puede tener sus desafíos, también puede ser una fuente de inspiración y motivación para encontrar un propósito más elevado y trabajar juntos en proyectos colectivos que trasciendan nuestras vidas individuales.