Algunos sociólogos y filósofos sostienen que “estar enamorado” se ha convertido en algo cada vez más extraordinario.
La autora del libro “No siento nada” Liv Strömquist nos cuenta por qué puede estar pasando eso.
El otro desaparece
La consecuencia de que cada vez nos ocupemos más de nosotros mismos es que “el otro” desaparece.
Según Byung-Chul Han, en la era neoliberal, la libido se invierte principalmente en la propia subjetividad.
Ejemplo:
Preferimos hacernos una selfie sexi que hacerle una foto sexi a otra persona.
Para el “yo” narcisista, el mundo se presenta como proyecciones de sí mismo. Los “otros” solo sirven para reflejarme y reafirmarme a mí.
Si estamos muy centrados en nuestros propios pensamientos, sentimientos y necesidades, podemos no darnos cuenta de que otras personas tienen pensamientos, sentimientos y necesidades diferentes a los nuestros. Es como si estuviéramos usando unos lentes que sólo nos permiten ver el mundo desde nuestra propia perspectiva, y no podemos entender cómo lo ven otras personas.
Átopos o comparables
Estar enamorado es percibir a alguien como TOTALMENTE DIFERENTE, incomparable, inimitable, sin igual y ÚNICO en su especie.
Átopo: Según el filósofo francés Roland Barthes significa inclasificable, puesto que es precisamente el único, la imagen singular.
Cuando amas, ves al otro como un “átopo” como alguien que no se puede comparar con nadie. Pero según Byung-Chul Han, esa experiencia es imposible en la sociedad narcisista contemporánea.
En la búsqueda del amor, queremos gustarle a los demás para reafirmar nuestro valor como persona.
Ya no consideras a una persona única y todas acaban siendo la misma, y se pueden comparar unas con otras. Nadie es incomparable.

Pasamos de amar a consumir
Según la autora, pasamos de amar a consumir y utiliza el ejemplo de DiCaprio y sus novias modelos de veintipocos años.
Al vivir en una sociedad tardocapitalista y narcisista, Leo es incapaz de considerar a una modelo de trajes de baño de Sports illustrated como un “átopo” y solo puede considerarla como un reflejo de su ego, reemplazable y comparable con otro. Las modelos de bañadores se han visto privadas de su alteridad, y a Leo le resulta imposible amar. Se nivelan y pasan a ser el mismo objeto comparable que entonces no puede ser amado, sino solo consumido.

Conclusión
El narcisismo y el individualismo están cada vez más presentes en nuestra cultura.
el hecho de que para el «yo» narcisista el mundo se presente como proyecciones de sí mismo puede llevar a una disminución de la empatía y la preocupación por los demás, lo que a su vez puede afectar nuestras relaciones interpersonales y nuestra capacidad para conectarnos emocionalmente con los demás.
La auto-obsesión y el individualismo no son necesariamente malos en sí mismos, pero pueden tener consecuencias negativas si se llevan al extremo. Por ejemplo, el auto-cuidado y el amor propio son importantes para la salud mental y emocional, pero si se convierten en una obsesión, pueden llevar a la alienación y la desconexión social.
Creo que es importante encontrar un equilibrio saludable entre el cuidado de uno mismo y la preocupación por los demás, para poder disfrutar de relaciones interpersonales significativas y satisfactorias.