«Un hombre recorrió pueblos y ciudades; atravesó bosques y desiertos; visitó comunidades espirituales y monasterios y caminó junto a peregrinos.
Buscaba sin tregua, dejando atrás la familia, el trabajo, los amigos y su rutina cotidiana, un maestro que pudiera impartirle una enseñanza para hallar la tan ansiada paz interior.
Tuvo noticia de un sabio mentor espiritual y se dirigió hacia donde moraba. Cuando se presentó ante el maestro, le dijo:
-Venerable mentor, he viajado incesantemente en busca de claves para hallar la serenidad interior. He dejado mi trabajo, mi familia, mis amigos… Llevo meses y meses viajando por muchos países.
-¿Para qué tanto esfuerzo inútil? -le preguntó el maestro. Y agregó-: ¡Qué gasto de tiempo y energía!
El buscador se quedó perplejo y desencantado.
-Pero, señor… -acertó a balbucear.
El maestro declaró:
-¿Tan ofuscada está tu mente que dejas un tesoro fabuloso y te dedicas a dar vueltas de aquí para allá? Nada puedo entregarte ni enseñarte que no puedas obtener en tu vida cotidiana. No tienes que dejar tu hogar, ni tus amigos, ni tu trabajo, ni tu vida habitual. Lo que tienes que dejar es tu sentido de posesión, tu apego, tu visión incorrecta y tus engaños mentales. Eso puedes hacerlo estando en tu casa, sin necesidad de abandonarlo todo. Lo que debes abandonar son los oscurecimientos de la mente. Deja de dar vueltas atolondrado, regresa a tu casa y emprende allí el trabajo interior que te conducirá hacia la paz que anhelas. «
En busca de la serenidad (Ramiro A.Calle)

Dondequiera que vamos, la mente estará con nosotros
La gente corre hacia un guía espiritual para que libere su mente, sin darse cuenta de que sólo uno mismo puede liberarla, pues uno tiene que encender su propia lámpara interior.
La gente persigue líderes de todo tipo, ídolos de barro, … todo con tal de no asumir la propia responsabilidad del cambio interior.
Vamos dando vueltas de aquí para allá, pero arrastrando los oscurecimientos de la mente. Te vas a la India o a la isla de Pascua pero arrastrando la misma mente, acarreando los mismos impedimentos mentales.
Estos impedimentos mentales, también conocidos como oscurecimientos de la mente, que distorsionan el discernimiento y frustran el entendimientos correcto son:
1- El apego a las ideas, puntos de vista, interpretaciones y estrechas opiniones.
No hay peor apego. Por el apego a las ideas se llega a matar.
2- Los venenos emocionales, como el odio, los celos, la envidia, la rabia, el resentimiento, la soberbia, …
3-Los condicionamientos del subconsciente, las heridas inconscientes que arrastramos, las frustraciones y los traumas. Perturban el pensamiento, condicionan la visión e impiden la lucidez y el sosiego.
De la mente oscurecida sólo pueden brotar desdicha, insania y malestar.
