Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la cultura griega de su época y fundador de la corriente filosófica que lleva su nombre, el epicureísmo, cuya principal característica fue la identificación de la felicidad con el placer.
Nacido en Samos (Grecia) en 341 a. C., Epicuro fundó su propia escuela, El Jardín.

Según Epicuro existen dos factores que determinan nuestro grado de felicidad: el placer y el dolor. El primero nos acerca a ella, mientras que el segundo nos aleja de la misma. La clave de una vida feliz es conseguir acumular la mayor cantidad de placer mientras reducimos al máximo el dolor.
Podríamos decir que Epicuro es un hedonista, pero no tiene que ver con la adaptación hedónica de la que hemos hablado en esikigai y que tanto rechazaron filosofías como el estoicismo. Epicuro apuesta por el placer, pero desde un punto de vista del todo racional.
“Los principales placeres que hemos de perseguir no son los corporales, pues, pese a su intensidad, son efímeros y desaparecen enseguida. Hemos de buscar antes los placeres espirituales. Ahora bien, para escoger y saciar cualquier deseo placentero, es necesario hacer uso de una virtud, la prudencia, pues sólo con ella podremos disfrutar de un modo inteligente. Es gracias a la prudencia que somos capaces de rechazar un placer que más tarde podría provocarnos dolor”. Epicuro.
Por naturaleza intentamos ser felices y lo hacemos evitando las sensaciones dolorosas y buscando las placenteras. El placer que debemos buscar no es de cualquier tipo, debemos buscar el placer que consista, para el cuerpo, en no sufrir (evitar las carencias), para el alma en no ser perturbada (evitando los miedos). Los demás placeres, sobre todo los raros y lujosos, hay que evitarlos, ya que lo único que pueden proporcionar al hombre a la larga es dolor.
Epicuro apunta que no todo placer me conviene, ni a veces, todo dolor debo rechazarlo.
Podríamos llamarlo un Hedonismo inteligente.

El placer, entendido como el hecho de no sentir dolor en el cuerpo ni turbación en el alma, es el principio de una vida feliz – Epicuro
Malentendidos con la filosofía de Epicuro
Epicuro no apuesta, en absoluto, por una existencia lasciva y descontrolada; al contrario, apuesta por una existencia moderada y basada en el autocontrol, pues considera que, de esa manera, se maximiza el placer y se evita, en lo posible, el dolor. Es por ello por lo que centra su búsqueda de aquellos placeres que son seguros y a largo plazo.
“cuando decimos que el placer es el fin, no hablamos de los placeres de los disolutos ni de los crápulas o libertinos, que residen en el goce regalado, como creen algunos que ignoran o no están de acuerdo o que interpretan mal la doctrina, sino de no padecer dolor en el cuerpo ni turbación en el alma” – Epicuro
¿Qué es para Epicuro una vida feliz?
En una vida sencilla, con sólidas amistades, pequeños placeres y alejada de tensiones innecesarias. Una vida tranquila, sin excesos. Independiente. Autónoma. Autárquica. Una vida basada en el mismo principio de la filosofía estoica: la ataraxia. La tranquilidad de ánimo. La paz de espíritu. Y toda su filosofía está enfocada a ello. Para Epicuro, el conocimiento no sirve para nada si no ayuda al hombre a ser feliz.
La ataraxia, no es más que un estado duradero de equilibrio, de tranquilidad y serenidad el alma, de bienestar espiritual y físico basado en el placer estable y tranquilo lejos de toda preocupación e inquietud.

Otra forma de ver el Hedonismo Inteligente
En el capítulo 323 de Radio Fitness Revolucionario, Marcos Vázquez charla con Álvaro Sánchez y también hablan sobre este término.
En este caso no hablan de perseguir placeres espirituales, hablan de un equilibrio entre satisfacción o propósito de vida y placeres puntuales; el largo plazo y el corto plazo.
Según Álvaro, el Hedonimo inteligente sería encontrar el equilibrio de la visión a largo plazo, la satisfacción cuando miras atrás en tu vida y dices esto va bien o va mal y por otro lado la visión a corto plazo del disfrute puntual.
En un extremo estaría la renuncia total a los placeres, esto se puede entender con el ejemplo de salir de fiesta. No sales nunca de fiesta, te quedas en casa, o dando un paseo o en las montañas, …
El otro extremo sería la renuncia total a largo plazo al propósito de tu vida (viva la vida), todo lo que decides olvidas su impacto en el largo plazo.
En el medio estaría el hedonismo inteligente. Sales de fiesta te puedes tomar unas copas o unas cervezas o lo que quieras pero no te tomas 16 y llegas a casa hecho un asco y sin las llaves .
Hay momentos para todo pero buscar el equilibrio y el punto medio es la clave.
Marcos habla de la visión estoica:
“No tengo porque renunciar a la riqueza al lujo, simplemente asegurar que no me controla, que yo hago uso de esas cosas y no me controlan. Las prefiero, y son indiferentes preferidos.” Seneca
